miércoles, 29 de abril de 2009

Youtube


http://www.youtube.com/watch?v=-r6rAXzcxwI

lunes, 27 de abril de 2009

Luces

Manias


Mientras corro por la ciudad. Bajo la mirada. Veo mis pies, me sorprendo al darme cuenta todo lo que pisan.
Tantos colores, tantas texturas.
Siempre he tenido una fascinación por tocar todo. Mis favoritas son las paredes viejas.
Hay veces que voy por la calle con la mano extendida. Tocando. Algunas veces un pedazo de pared cae con tan ligero toque. Siempre me regreso a recogerlo. Tomarlo en mis manos, mimarlo.
Me gustan los carteles que personas con escobas pegan en ellas.
Los he visto!
Sus orillas son las primeras en desprenderse, son como pequeñas navajas. Nunca sabes cuándo puede aparecer una. Antes intentaba evitarlas, pero el sabor a sangre empezó a gustarle a mis labios.
Ahora viendo mis pies, una sensación recorre mis manos, tal vez envidia. Deseo que mis pies toquen el suelo. Que toquen los colores, que toquen las texturas.
Subo al metro, enfrente hay una familia de mudos. Papi, mami, niñita. No porque todos sean mudos, pero basta con que un integrante lo sea para sembrar el silencio perpetuo entre ellos.
Despacio deslizo el pie fuera del incómodo zapato.
Veo una mancha rojiza en el suelo, es más suave que el resto.
Volteo a ver si alguien me mira, la niña esta distraida, sus padres se comunican con señas. No me miran.
Mi dedo meñique es el que está más cerca de la mancha. El primer contacto me hace retroceder un poco. Lo intento de nuevo, con más determinación que la primera vez.
Es más frío, esta pegajoso. Siento que algo me aprieta la garganta. Cierro los ojos. Me estremezco.
Escucho un chillido, pronto llegaremos a la siguiente estación.
Meto el pie al zapato bruscamente, la niña me ve.
Me mira a los ojos, tiene una expresión de miedo.
Siento miedo también. Se abren las puertas, salgo.
Afuera me apresuro a tocar la pared. Me siento más tranquila.

lunes, 13 de abril de 2009

Tripping


Fue un viaje raro, trataré de narrarlo rápido.
Salimos el jueves, a las 7 de la mañana. Sí, sí estaba algo cruda. Pero el castigo fue incomparable con mi falta.
12, ese número me gusta, porque es el doble de mi número favorito, el 6. Pero 12 horas de camino para llegar a Tuxpan, que son 360km, en 5 horas debes estar ahí. El calor era al principio una brisa reconfortante, que nos decía al oído; valdrá la pena. Después de dos horas, fue una amenaza; no saben en lo que se están metiendo. Creo que a la séptima hora me desmayé y sólo recuerdo un sueño, con personas sin ojos que me pedían que les describiera lo que veía.
Al llegar a las 7 de la noche, mi estómago había entrado en un estado letárgico y mi mente vagaba en un lugar que ya conocía. Lo primero que me despertó del sopor fueron los maullidos de 4 gatos, que mi abuela había escondido en el cuarto más lejano de la casa. Pero quien me conoce, sabrá que esconder gatos de mí, es imposible. Tres de ellos ya andaban, me sorprendió ver algo que se movía entre los trapos. Poco a poco fue saliendo un engendro de gato, tenía un aspecto tétrico, como un zombie. Sus ojos estaban llenos de un fluido viscoso y amarillento. Sus hermanos lo ignoraban, como si no existiese, tal vez tenían razón. Días después murió.
El viernes en la noche subía las escaleras con chanclas, y dos envases de vidrio en las manos, existe un instante en el cual sabes que estás a punto de perder todo, en el que no hay vuelta atrás, creo que es el instante en el que vas cayendo y ves acercarse el piso. Te preguntas, cómo llegué aquí.
Después se escuchó un horrible sonido, una explosión y entre tanto líquido y vidrios derramados distinguía mi sangre, que no dejaba de salir, traté de mantenerla aprentándola con la otra mano. Pero no dejaría de sangrar hasta que le quitara el vidrio que aún cortaba. A diferencia de cuando te cortas con un cuchillo, el corte es limpio, incluso, la dolorosa y por algunos inmensionable corte del papel, cuando te cortas con vidrio, el corte no es uniforme, pedazos de tu piel quedan mutilados, deformes, la cicatriz es abultada.
Tengo que aceptar que fue una desilusión que no me dieran puntadas. La fiesta terminó en el hospital en la madrugada.
De Tuxpan a la playa son 14km. No podía ir a Tuxpan, sin recorrerlos en bici.
Al llegar a la playa, fui a BICItar a unos amigos, dueños de un restaurante en la playa. Me sorprendí que el logo que está de más de 2m X 2m, en sus tarjetas de presentación y en toda su folletería, fue uno que les dibuje con lápiz en una buena peda, sobre el río, en un bote. Me recibieron con cerveza, negra modelo. Regresé en bici, en menos de 30 min, estaba en casa.
Nos regresamos el domingo a las 10pm, yo de copiloto. Me la pasé tomando fotos, miles de luces alrededor de los cerros, parecían árboles de navidad con guías de luces vivas. Cuando llegamos al D.F. chocamos.

miércoles, 8 de abril de 2009